En un viaje a Egipto, no te puedes conformar con visitar El Cairo y los alrededores (Saqqara, Memfis o Alejandría). ¡Hay que seguir con el viaje para descubrir los innumerables tesoros que esconde el impresionante país de Egipto!
Lo más normal es hacer un viaje organizado que incluye la visita a la capital y un crucero por el Nilo de varios días para ver lo más interesante e imprescindible; yo lo hice con Tierra Sinaí. Al final del viaje, ¡seguro que querrás volver!
En este artículo, te voy a hacer un breve resumen de lo que seguramente verás si haces un crucero por el Nilo, mis impresiones y las excursiones que no te debes perder ¡bajo ningún concepto!
Contenidos
Primera parada: Lúxor
Lúxor, capital del antiguo Egipto durante más de 1500 años, ha recibido muchos nombres a lo largo de su historia, como Tebas, pero finalmente los árabes le pusieron su nombre definitivo, que significa «palacios con mil puertas». ¡Y te puedo asegurar que sus palacios y templos te dejarán sin aliento!
Además, es la ciudad en la que se concentra el mayor número de monumentos del país, ¡así que es una visita obligada de Egipto! ¡Vamos a ver los monumentos más importantes de la ciudad!
Templo de Lúxor
Este templo, descubierto en 1884 y consagrado al dios Amón (dios de la creación), es uno de los templos más espectaculares de Egipto y está considerado el monumento más importante de Lúxor.
Con sus 260 metros de largo, el Templo de Lúxor fue construido entre los años 1400 y 1000 a. C. por los faraones Amenhotep III y Ramsés II, que fueron grandes constructores. El primero construyó la parte interior y Ramsés II el recinto exterior. Consta de un gran patio, la sala hipóstila, el vestíbulo, y el santuario, los colosos y los famosos obeliscos, probablemente lo más característico del templo.
¿Obeliscos? Pero si solo hay uno… Pues resulta que originalmente había dos, pero uno fue trasladado a la plaza de la Concordia de París en 1836, como regalo de Mohamed Alí. Como contaba en mi artículo sobre las visitas imprescindibles de El Cairo, Luis Felipe I de Francia, en agradecimiento, les regaló a los egipcios un reloj que actualmente adorna la Mezquita de Alabastro de El Cairo, pero nunca llegó a funcionar porque se estropeó por el camino…
La historia de la construcción del templo se la voy a dejar al guía que te acompañe cuando hagas la visita, pero ya te adelanto que es increíble cómo una civilización tan antigua pudiera realizar construcciones tan enormes y espectaculares. ¡Atento a todas las explicaciones porque te quedarás de piedra!
No te pierdas tampoco uno de los relieves más curiosos que verás en los diferentes templos de Egipto: el del dios de la fertilidad, con un miembro viril bastante poderoso… Lo más curioso es la representación de los espermatozoides ¡con cabeza y cola, como son en realidad! ¿Tenían los egipcios un microscopio escondido o qué? ¡Es increíble!
Templo de Karnak
El Templo de Karnak es el templo más grande de Egipto y fue construido entre los años 2200 y 360 a.C. por varios faraones, como Hatshepsut, Seti I, Ramsés II y Ramsés III.
Nosotros fuimos al amanecer y te puedo asegurar que ver salir el sol e iluminar poco a poco este templo tan espectacular fue una experiencia que jamás olvidaré. Antes de entrar al templo, 40 esfinges con cabeza de carnero nos dieron la bienvenida. Esta Avenida de las Esfinges, que originalmente contaba con más de 600 esfinges, llegaba hasta el Templo de Lúxor, situado a unos 3 km.
El templo cuenta en su interior con el gran templo de Amón, otros templos menores, capillas y el gran lago sagrado. Sus enormes estatuas y columnas también son maravillosas. Destacan además los obeliscos de Thutmose I y Hatshepsut y el escarabajo situado enfrente del lago sagrado al que hay que rodear siete veces, para que, según la leyenda, no vuelvas a tener problemas en el amor.
Sin embargo, sin duda alguna, lo más espectacular del templo es la llamada sala hipóstila. Se trata de un espacio de más de 5000 m2 que contiene 134 columnas gigantescas de 23 metros de altura, que llegaban hasta el techo ahora destruido. Las columnas son más altas en las dos filas centrales, formando un gran pasillo.
Esta sala parece de otro mundo. Pasear por sus pasillos, mirar hacia arriba para llegar a verlas, imaginar cómo fueron construidas en aquellos tiempos y ver la luz del sol penetrar cada vez más entre las enormes columnas me dejó maravillada.
Valle de los Reyes
En la otra orilla del río Nilo, escondido en una montaña, se encuentra el Valle de los Reyes, la necrópolis de Egipto donde se sitúan las tumbas de la mayoría de faraones del Imperio Nuevo y de la reina Hatshepsut. Hasta la fecha, se han descubierto más de 60 tumbas talladas en las rocas y no dejan de descubrirse.
Tras cruzar el río en barquito, llegarás al Valle. La entrada al Valle incluye la visita a tres tumbas, pero si quieres ver la tumba del habitante más famoso de la necrópolis, Tutankamón, tendrás que pagar un extra. El guía nos dijo que no merecía la pena, porque lo más interesante, el tesoro y la momia, se encuentran en el Museo Egipcio de El Cairo.
Además, las tumbas que se pueden visitar con la entrada son absolutamente impresionantes. No se puede explicar con palabras lo que se siente al entrar en estas espectaculares tumbas, que son auténticas obras de arte, con pasillos decorados con arte egipcio muy colorido (sí, ¡todavía se conserva el color!) y grandes salas donde descansaban los faraones con sus tesoros.
Es increíble que se conserven en tan buen estado. Realmente te trasladan a otra época. Es una visita imprescindible de Egipto que no debes perderte bajo ningún concepto. ¿La pega? Que no se pueden hacer fotos de las tumbas.
Templo de Hatshepsut
Cerca del Valle de los Reyes y con la apariencia de estar incrustado en la montaña, se encuentra otro de los templos que más me impresionó de Egipto: el Templo funerario de Hatshepsut.
Tras un breve paseíto en trenecito, llegarás a este espectacular templo, que hizo construir la reina Hatshepsut en honor a Amon-Ra, el dios del Sol. Consta de tres terrazas de grandes dimensiones, con columnatas de gran tamaño que se confunden con la ladera de la montaña, situada tras el templo. Estas terrazas se conectan con una gran rampa central, ¡ideal para sacarse las mejores fotos con el templo de fondo!
No te pierdas las distintas capillas del templo, dedicadas a Anubis y Hathor, o sus numerosos relieves, que narran la historia del nacimiento divino de la reina-faraón Hatshepsut.
De este templo, lo que más me gustó fue su ubicación al estar medio incrustado en la montaña y, cómo no, sus dimensiones, algo común en los monumentos de Egipto. ¡Todo es tan gigante e impresionante!
Colosos de Memnón
Tras estas visitas, hicimos una breve parada en los Colosos de Memnón. Se trata de dos gigantescas (¡qué raro!) estatuas del faraón Amenofis III que presidían su templo funerario.
¿Que cómo de gigantescas son? Pues el conjunto (contando el pedestal) mide 18 metros y pesa unas 1300 toneladas. Además, cada estatua está hecha con un único bloque de granito… ¡Es increíble!
Las dos estatuas gemelas, construidas hace unos 3400 años, muestran al faraón en posición sedente, con las manos en las rodillas y con la mirada hacia el Nilo y el Sol Naciente. Junto al trono, hay dos figuras más pequeñas que representan a la madre del faraón, la reina Mutemuia, y a su esposa, la reina Tiy. Fíjate también en el bajorrelieve de los paneles laterales que representa al dios de la inundación anual, Hapy.
Como curiosidad (que no recuerdo que el guía nos contara), según la leyenda, hubo un terremoto en el 27 a.C. que derribó gran parte de una de las estatuas y, desde entonces, cada día al amanecer, la otra estatua comenzó a «cantar» y no se calló hasta que su gemela fue reconstruida en el siglo III por orden del emperador romano Séptimo Severo. Y esto se supone que está documentado por varios historiadores…
Segunda parada: Edfú
La segunda parada típica de los cruceros por el Nilo es la ciudad de Edfú cuyo monumento más interesante es su templo: el Templo de Edfú, dedicado al dios halcón Horus. Construido entre 237 y 57 a. C., este templo es el segundo más grande de Egipto después de Karnak y uno de los mejor conservados.
La fachada o pilono tiene la forma típica egipcia en forma trapezoidal y está decorada con imágenes de Ptolomeo XII. Ya solo con su enorme fachada, este templo de dejó maravillada.
Una vez dentro, el templo cuenta con la típica planta de los templos con el patio, dos salas hipóstilas, una cámara de ofrendas, la sala central y el santuario. Pero lo más importante e interesante de este templo son las inscripciones de las paredes, que proporcionan mucha información sobre el lenguaje, la mitología, la religión y la forma de vida en el Antiguo Egipto.
Por desgracia, los cristianos atacaron el Templo de Edfú tras prohibirse el culto no cristiano en el año 391 y destrozaron gran parte de los relieves de las paredes para que estas imágenes religiosas desaparecieran. Es increíble (y muy triste) ver cómo se afanaron en picar las enormes paredes del templo sin cesar para que no se vieran estos relieves.
Aun así, como el templo estuvo enterrado bajo más de 12 metros de arena durante años, se ha conservado casi a la perfección y es una gozada pasear por su interior y descubrir los preciosos relieves de las paredes. ¡El guía te contará muchas de las historias que cuentan sus muros!
Tercera parada: Kom Ombo
Construido sobre una roca en un meandro del río Nilo donde se juntaban los cocodrilos en la época antigua, el Templo de Kom Ombo es único por tener una planta doble, es decir, había dos accesos, dos patios, dos salas, dos capillas y dos santuarios para dos dioses: Sobek (dios de la fertilidad y creador del mundo, con cabeza de cocodrilo y cuerpo humano) y Haroeris (Horus el viejo).
Destaca la decoración de la cara interna del muro posterior del templo, ya que hay representada una colección de instrumentos quirúrgicos, ¡muy parecidos a los que se usan hoy en día! Es increíble lo adelantada que estaba la civilización egipcia a su tiempo.
Seguro que tu guía también te cuenta la historia del relieve del calendario que seguían los egipcios, ¡que supieron calcular hasta los años bisiestos! No te pierdas tampoco el Museo del Cocodrilo donde podrás ver momias de este adorado reptil descubiertas en la zona. Así, el templo es una muestra de la importancia que los sacerdotes del Antiguo Egipto daban a los ciclos naturales y a los cocodrilos del Nilo.
Lo mejor es que seguramente harás la visita al atardecer y verás el templo iluminado… Una escena preciosa que siempre recordaré.
Última parada: Asuán
Situada en la primera catarata del Nilo, Asuán es la ciudad más meridional de Egipto. Es muy conocida por sus esencias y la calidad del algodón, por lo que seguramente tu guía te llevará a un par de tiendas de esencias y de ropa y telas egipcias. La verdad es que yo caí en la tentación de comprar ambas cosas…
Pero también es muy conocida tanto por su presa como por ser el lugar de partida para visitar el famoso y absolutamente fascinante Templo de Abu Simbel.
Abu Simbel
Voy a intentar resumir lo máximo posible todo lo que hay que saber sobre el famosísimo templo de Abu Simbel. ¡porque tiene mucha historia!
Historia de Abu Simbel
Abu Simbel, construido por Ramsés II para conmemorar su victoria en la batalla de Kadesh, es un conjunto arquitectónico formado por dos templos excavados en la roca: uno de ellos dedicado a Ramsés II y el otro a Nefertari, su primera esposa.
La construcción del templo, que duró unos 20 años, se empezó aproximadamente en el 1284 a. C. Sin embargo, con el paso del tiempo, el templo fue abandonado y comenzó a cubrirse de arena. Tras siglos enterrados en el desierto, los dos templos fueron descubiertos durante el siglo XIX.
Años más tarde, tras la construcción de la Presa de Asuán, se descubrió que el templo desaparecería bajo el agua. Para evitarlo, ambos templos fueron reubicados en los años 60 en un emplazamiento 65 metros más alto con la ayuda de un grupo de arqueólogos, ingenieros y operadores y el apoyo de fondos internacionales. Se tardó 4 años en desmantelar, elevar y volver a ensamblar todo el conjunto, que fue dividido en grandes bloques (de entre 20 y 30 toneladas cada uno). Fue uno de los mayores desafíos de la ingeniería arqueológica de la historia. ¡Imagínate!
A cambio de la ayuda internacional recibida, Egipto regaló tesoros y templos a otros países, como el precioso Templo de Debod, que se puede visitar en Madrid, o el de Dendur, que se encuentra en Nueva York. Esto me flipa… «¡Gracias por ayudarme, toma un templo! ¡Será por templos en Egipto!».
Descripción del templo
Como he mencionado, el templo mayor y más famoso está dedicado a Ra, Ptah y Amón, las tres deidades estatales del Antiguo Egipto.
Seguro que has visto en fotos más de una vez su imponente fachada, de 33 metros de altura por 38 metros de ancho, que alberga cuatro estatuas colosales (20 metros) de Ramsés II sentado en un trono con la doble corona del Alto y Bajo Egipto. La estatua situada a la izquierda de la entrada se rompió durante un terremoto y hoy solo queda su parte inferior.
La parte interior del templo tiene la disposición típica de los antiguos templos egipcios, con habitaciones cada vez más pequeñas a medida que se acercan al santuario.
En su impresionante sala hipóstila verás ocho grandes pilares que representan a Ramsés deificado vinculado al dios Osiris, el dios del inframundo, para indicar la naturaleza imperecedera del faraón. En los bajorrelieves de las paredes verás escenas de batallas llevadas a cabo durante el reinado de Ramsés II.
Tras pasear por otras salas secundarias, el vestíbulo y la sala de ofrendas, llegarás al santuario, situado al fondo del templo, donde hay talladas en la roca cuatro estatuas sedentes: Ra-Horajti, el dios deificado Ramsés y los dioses Amón y Ptah.
Y ahora viene lo más flipante: el fenómeno solar. La construcción del templo se llevó a cabo con tal orientación que, durante los días 21 de octubre y 21 de febrero, el sol penetra hasta el santuario para iluminar solamente tres de las cuatro estatuas sedentes. ¿Por qué solo tres? Porque la estatua del dios Ptah, el dios relacionado con el inframundo, siempre debe permanecer en penumbra. ¿A que es alucinante?
Pero espérate que todavía no he terminado… Se supone que estas fechas podrían corresponder con el día del cumpleaños y el de la coronación del rey, respectivamente. ¿Cómo te quedas?
En cuanto al Templo de Nefertari, situado muy cerca del de Ramsés, su fachada está decorada con seis estatuas, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari. Curiosamente, todas tienen la misma altura, lo cual no es muy común ya que las figuras que representaban al faraón solían ser más grandes. Este templo también es precioso.
Excursión a Abu Simbel
La excursión a Abu Simbel suele empezar a una hora intempestiva: ¡sobre la 1 de la madrugada! Y es que el templo está situado a unos 300 km al suroeste de Asuán, es decir, a unas tres horas y media de viaje.
Te costará levantarte de la cama, pero seguro que puedes dormir un poco durante el viaje en bus. Además, ver Abu Simbel tanto de madrugada como iluminado con los primeros rayos del sol saliendo por el lago Nasser es una experiencia inolvidable. Visitar este templo casi sin gente al llegar todavía oscuro no tiene precio. Ni te pienses no hacer esta excursión porque es una visita totalmente imprescindible de Egipto.
¿La única pega? De nuevo, que no se pueden hacer fotos en el interior. Yo saqué alguna sin que me vieran, pero al final me pillaron a mí y a otras personas y se pusieron muy serios y nos llegaron a quitar los móviles. Cuidado con eso.
Templo de Filae
Ubicado en una pequeña isla a la que solo se puede acceder en barco, el Templo de Filae, dedicado a Isis, diosa del amor, es uno de los más importantes y bellos a orillas del Nilo. Conocido como la Perla del Nilo, es una de las maravillas de la época faraónica.
Al igual que Abu Simbel, este templo tuvo que ser trasladado piedra a piedra de su ubicación original, debido a la construcción de la Presa de Asuán, que hizo que quedara sumergido en el agua. Su emplazamiento actual se sitúa a pocos kilómetros de la presa.
Llegar en barco y vislumbrar el templo desde el Nilo ya le da a esta visita un encanto especial. Pero, además, es una delicia pasear por su interior y descubrir sus bellos jeroglíficos, el Templo de Isis, la Puerta de Adriano (de la época romana), el Templo de Hathor o los famosos pilonos de la fachada que dan la entrada al complejo.
Paseo en faluca y excursión al pueblo nubio
Otra de las excursiones que más me gustó hacer durante mi viaje a Egipto fue la del pueblo nubio. Nubia es una región situada entre el sur de Egipto y el norte de Sudán que fue un reino independiente en la antigüedad.
Durante esta excursión, tras llegar en faluca (un velero típico egipcio) y recoger arena del desierto como recuerdo, paseamos en camello hasta llegar al pueblo nubio, donde recorrimos sus escasas calles sin asfaltar y nos sumergimos en los colores y olores de sus pequeñas tiendas de especias y otros productos típicos.
Además, disfrutamos de una bebida y un dulce típicos, pudimos coger un cocodrilo bebé (¡cosa que me encantó!) y pudimos visitar la casa de una nubia auténtica donde nos hizo un tatuaje de henna.
Realmente fue el broche de oro para dar fin a este crucero por el Nilo, una experiencia que nunca olvidaré y que recomiendo hacer ¡por lo menos una vez en la vida!
¡Y hasta aquí la descripción y mis impresiones sobre las visitas imprescindibles y típicas de un crucero por el Nilo! ¿Tienes alguna pregunta? ¡No dudes en escribirme y estaré encantada de charlar contigo!
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